Introducción
Las inversiones alternativas son activos financieros que no pertenecen a las categorías convencionales de renta/efectivo/patrimonio neto. Los fondos de cobertura, las materias primas, los bienes inmuebles, los activos tangibles, el capital riesgo o el capital privado son algunos ejemplos de inversiones alternativas.
En comparación con los fondos cotizados (ETF) y los fondos de inversión, la mayoría de las inversiones alternativas tienen estructuras de comisiones elevadas e inversiones mínimas. Además, este tipo de inversiones tiene menos posibilidades de ofrecer datos de rendimiento verificables y de darlos a conocer a los posibles inversores. Aunque los activos alternativos tienen unas comisiones de inversión iniciales y unos mínimos iniciales elevados, los gastos de transacción suelen ser menores en comparación con los activos convencionales, ya que los niveles de rotación son más bajos.
Los fondos alternativos se clasifican a grandes rasgos en siete tipos:
Mercado bajista: Se centra en posiciones cortas en acciones cuando el mercado baja y busca obtener beneficios.
Mercado neutral: Busca reducir el riesgo sistemático utilizando la venta en largo y en corto para equilibrarse mutuamente.
Futuros gestionados: Utiliza derivados como futuros y opciones para hacer apuestas sobre la dirección de los mercados, como las divisas o las materias primas.
Multidivisa: Invierte en varias divisas utilizando instrumentos del mercado monetario (a corto plazo) y derivados.
Bono no tradicional: Se trata de desviarse de la práctica convencional, a menudo utilizando estrategias de rentabilidad absoluta o sin restricciones.
11.* Renta variable long-short:* Invierte en una combinación de posiciones cortas y largas en acciones, así como en derivados relacionados.
Aspectos destacados de las inversiones alternativas:
A veces, se utiliza una inversión alternativa como opción para reducir el riesgo total de la inversión mediante la diversificación. Algunas de las características de una inversión alternativa podrían ser: