Introducción
Ilíquido señala la situación de una acción, un bono o cualquier otro activo que no puede venderse o cambiarse por dinero en efectivo con facilidad, sin pérdidas significativas al hacerlo. Los activos que se han convertido en ilíquidos pueden resultar muy difíciles de vender inmediatamente, ya que no hay muchos compradores o agentes interesados en comprarlos al instante. Aunque haya especuladores fácilmente disponibles, es posible que no estén dispuestos a desembolsar la cantidad que usted prevé a cambio del activo. Además, una organización puede considerarse ilíquida si no es capaz de obtener el efectivo necesario para cumplir con todas sus obligaciones de deuda. La liquidez es lo contrario de la iliquidez.
Entender la inflación
El hecho de que no haya muchos compradores disponibles puede dar lugar a una gran diferencia entre el precio de venta del vendedor y el precio de oferta de los posibles compradores en el caso de activos que han perdido su liquidez. Esta diferencia puede dar lugar a un diferencial entre oferta y demanda mucho mayor que el que podría encontrarse en un mercado en orden con las actividades comerciales cotidianas. La insuficiencia de la profundidad del mercado (DOM) y de los compradores potenciales puede llevar a los propietarios de activos ilíquidos a sufrir pérdidas, concretamente cuando el propietario quiere vender su activo inmediatamente.
Riesgo
Los activos ilíquidos son mucho más arriesgados que los líquidos. Esto se conoce como riesgo de liquidez. Este ratio se dispara exponencialmente cuando los mercados experimentan un escenario desfavorable, y la relación entre vendedores y compradores es desproporcionada. En esta coyuntura, los titulares de los activos ilíquidos pueden no ser capaces de vender sus activos o venderlos soportando enormes pérdidas. Algunos activos pueden pedir una prima de liquidez. Esto es para compensar las pérdidas que pueden surgir cuando se vuelven ilíquidas, lo que dificulta que el comprador se deshaga de ellas.